He recorrido diversas vivencias, muchas enfocadas a la vida en comunidad, siempre en un paradigma de investigación y experimentación: comunidades sostenibles rurales, permacultura, bioconstruccion, ecoaldeas, ecologia, activismo social…
Mi aportación en las comunidades, activismos, encuentros… siempre era el mismo, LA INFANCIA. Yo me dediqué a estar atenta al cuidado de las niñas y niños desde diversas maneras; teatro, talleres, juegos, cuidado, fiestas….
Y las puertas que se abrieron a profundizar en todo lo que venia haciendo tienen nombre: Olmo, mi hijo y Senda, mi hija.
Con ellos me defini aún más, si se puede, y asi sigue siendo, pues cada dia me despiertan más el amor y el impulso para que todas las niñas y niños de nuestra tierra tengan un crecimiento acompañado de sus necesidades cubiertas en lo mayor posible, que se crien pisando tierra, y saltando en agua, revocadas en flores y con la brisa acariciandoles la cara y por supuesto con seres que las escuchen y las entiendan capaces y validas para acompañarlas en su desarrollo como personas libres que eligen su vida para dar lo mejor de sí mismas.
Una de las mayores maestras es la experiencia de haber creado junto a compañer@s tantos proyectos desde hace 20 años y por supuesto el reto diario de estar en acompañamiento de las niñas y niños siempre con la mayor sinceridad y claridad que les define.